Entonando cánticos y elevando oraciones a Dios, así se
encontraban los cientos de fieles católicos que se congregaron en la Catedral
Emperatriz de la cabecera cantonal de Santa Elena, para ser partícipes del
“Baño de La Cruz”, una de las manifestaciones de fe más representativas de los
santaelenenses, que se realiza el Martes Santo.
Esta peregrinación, que es parte de las tradiciones de
Semana Santa, inició su recorrido desde la Iglesia de Santa Elena y continuó a lo
largo de la vía que conduce al balneario de Ballenita, cumpliendo un trayecto
de aproximadamente 2 horas, donde la multitud de devotos rezan las estaciones
del Vía Crucis y acompañan la procesión en la que participan personajes que
representan a los soldados romanos y los Santos Varones, quienes son los encargados
de llevar en hombros la inmensa y pesada cruz de madera de 4 metros de largo.
En el último tramo de esta romería, en los exteriores de
la iglesia Nuestra Señora de la Nube en el centro de Ballenita, la cruz de
madera, es entregada a un grupo de pescadores de la zona, quienes revestidos
con mucha fe, se encargaron de trasladarla hasta la playa para sumergirla por
tres ocasiones en el mar, cumpliendo de esta manera un ritual en el que piden a
Dios, abundancia en sus faenas de pesca.
Este acto penitencial, tiene muchos significados para el
pueblo católico que participa de la procesión; unos lo realizan como
agradecimiento a Dios por los milagros recibidos, otros piden salud y trabajo,
pero todos coinciden en que buscan una renovación de la fe y el espíritu. Al
finalizar esta jornada, los fieles católicos participaron de la Santa
Eucaristía, que fue ofrecida por el Vicario de Santa Elena, José Antonio
Guerrero.
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